Esta primavera 2011, Christopher Kane aplica lo mejor de lo viejo y de lo nuevo con un tributo a la belleza clásica de los cuarentas pero con una buena salpicada de irreverencia futurista pintando todo de colores neón.
El diseñador escocés retrocede en el tiempo y toma inspiración de las recatadas prendas de la década cuarentona: cuellitos abotonados en los vestidos, faldas de talle alto y suéteres y capas impresas en Argyle, el estampado a rombos más popular en los clubes de veraniego para los privilegiados de la época.
Pero a toda esta elegancia y pomposidad Kane le añade una alucinante dosis de elementos futuristas, texturas inesperadas y estampados de dragón.
Las puritanas faldas las viste hasta por debajo de la rodilla pero de un encaje que deja ver justo lo suficiente para sacarle canas verdes a la profesora de buenos modales.
Y este pintoresco encaje causó además el revuelo entre los espectadores pues es en realidad un cuero delicadamente perforado y convertido en una plastificada textura, demostrando la brillante e innovadora mente de Mister Kane.
La colección es como pintar de fosforescente las viejas fotos sepia de nuestras abuelitas.
Además Guisseppe Zanotti colaboró (y enloqueció) con la creación de plataformas en los mismos tonos neón y de diseños asimétricos para complementar la temática llamativa de Kane.
--Gabilú Escribe